En este momento, cientos de miles de amantes de Al’lah Ta’ala están dirigiéndose, o anteriormente ya lo han hecho, a Su Casa construida por unos de Sus amigos especiales (Ibrahim, Jalilul’lah). El Hayy es una obligación de tal magnitud que Rasulul’lah ﷺ mencionó:
“Quien posee las provisiones (para el viaje) y los medios de transporte para ir a la Casa de Al’lah Ta’ala, pero no realiza el Hayy, entonces no hay diferencia entre morir como judío o como cristiano”.
[Sunan Tirmizi]
Para fundamentar esto, Rasulul’lah ﷺ luego recitó la aleya:
“Es obligatorio para las personas peregrinar a este templo si se encuentran en condiciones [físicas y económicas] de hacerlo”.
sura Ali-Imran: 3, aleya: 97
Este hadiz nos muestra la importancia del Hayy y la gran advertencia por omitirlo sin una razón válida. Por lo tanto, aquellos que tenemos los medios y aún no hemos cumplido con esta gran obligación, debemos seguir los procedimientos necesarios para que podamos poner en práctica este importante pilar del Islam lo antes posible.
Lecciones
Al ser un pilar importante del Islam y un gran acto de adoración, sus beneficios no se limitan a quienes emprenden este viaje sagrado; más bien, hay muchas lecciones que aprender del Hayy, que se aplican también a quienes quedan atrás. Si analizamos cada aspecto de este bendito viaje, está lleno de lecciones y puntos sobre los que reflexionar.
1. Nos Hace Recordar la muerte:
Desde el momento en que uno sale de su casa rumbo al aeropuerto, comienza una vívida ilustración de nuestra vida después de la muerte:
Cuando el Hayi (peregrino) parte de su casa deja atrás su hogar y patria, familia y amistades, posesiones y pertenencias, negocios y responsabilidades, esto nos recuerda al momento de nuestra muerte cuando uno tendrá que dejar atrás a todo esto. Debemos reflexionar que hoy nos estamos despidiendo temporalmente, sin embargo muy pronto llegara un momento en el que tendremos que despedirnos de todo lo que tenemos para siempre.
Abordar el avión se asemeja a cómo nos llevarán sobre los hombros en un féretro. Cuanto más se aleja el avión del aeropuerto, más clara se vuelve en nuestra mente la imagen de dejar atrás a nuestro hogar, familia y pertenencias.
algunas personas se despiden desde la casa, otros vienen hasta el aeropuerto y otros estarán juntos con nosotros. similarmente todos estos escenarios suceden con el difunto, algunos asisten al Salah de Yanazah, otros vienen a dejarnos hasta el cementerio y algunos seres queridos bajan dentro de la tumba para enterrarnos.
Durante el viaje de Hayy solo estarán con nosotros nuestros compañeros, algunos compañeros serán tan humildes y bondadosos que en cada paso del viaje nos ayudaran y brindaran apoyo mientras que habrán otros compañeros de mal carácter y humor que en todo momento nos causaran molestias y problemas. Similarmente, en la tumba durante el viaje del Mas Alla solo estarán con nosotros nuestras obras ya sean malas o buenas, la buenas obras nos aportaran comodidad y tranquilidad, en cambio nuestras malas obras nos causaran molestias y calamidades.
Cuando se acerca el Miqat vestirnos el Ihram nos recuerda el Kafan (mortaja) que usará nuestro cadáver.
Al bajar en nuestro destino final, en la emigración se nos interroga y cuestiona respecto a nuestra visa, boletos, vacunas, etc. Esto nos recuerda cuando bajaremos en la tumba, nuestro destino final y los ángeles nos interrogarán ¿quien es tu Señor? ¿cual es tu religión? ¿quien es esta persona (refiriéndose al Profeta ﷺ )?
Al caer nuestra primera mirada sobre la Kabah nos recuerdan a ese momento que veremos a Al’lah por primera vez.
Correr entre el Safa y Marwah nos recuerdan aquel momento difícil en el cual todos estarán corriendo en el Campo de la Resurrección en busca de alguien quien pueda interceder ante Al’lah.
Cuando empiecen los días de Hayy, ver multitudes de personas distintas detrás de sus respectivos guías. Este será el escenario del Día de Quiyamah, cuando grandes multitudes estarán detrás de sus respectivos Ambiya (alayhimus salam).
La estancia en el campo de Arafah en pleno sol nos recuerdan aquel día del Juicio cuando el sol estará encima de la cabeza y todos estarán esperando la rendición de sus cuentas.
Recordar la muerte es sumamente beneficioso para abandonar los pecados y reformarse. Por lo tanto, Rasulul’lah ﷺ nos ha ordenado recordar continuamente la muerte.
“Recuerda frecuentemente al demoledor de los placeres: la muerte”
[Sunan Tirmizi]
2. Tawhid:
Desde el momento en que el Hayi se viste su Ihram, recita la Talbiyah, que es el Zikr especial en estado de Ihram y se supone que debe recitarse tanto como sea posible. Esta Talbiyah es en realidad una expresión de Tawhid. Por lo tanto, el Hayi debe proclamar Tawhid y la unidad de Al’lah Ta’ala una y otra vez diciendo:
لَبَّيْكَ ٱللَّٰهُمَّ لَبَّيْكَ، لَبَّيْكَ لَا شَرِيكَ لَكَ لَبَّيْكَ، إِنَّ ٱلْحَمْدَ وَٱلنِّعْمَةَ لَكَ وَٱلْمُلْكَ لَا شَرِيكَ لَكَ
“Estoy presente, ¡Oh, Al’lah! estoy presente. Estoy presente, no tienes socio, estoy presente. Ciertamente toda alabanza y favor es Tuyo y la soberanía [también]. No tienes socio”.
Necesitamos desarrollar este Tawhid en lo más profundo de nuestro corazón y seguir fortaleciéndolo, para que no tengamos ni el más mínimo Shirk. Shirk no solo se refiere a atribuir socios a Al’lah Ta’ala, sino que hacer cosas para lucirse/demostrar a los demás también se ha denominado una forma de Shirk en el hadiz.
3. Amor y Sumisión:
Quizás las lecciones más evidentes del Hayy sean las de “amor y sumisión”. En cada paso de su viaje, el Hayi abandona su lógica y razonamiento y se somete a las enseñanzas proféticas sobre la manera de realizar el Hayy, además de mostrar un gran grado de amor por su Creador.
La sencilla vestimenta del Mahabbat (amor y pasión) que adopta el Hayi, sin importar cuán rico sea, expresa su voluntad de dejar su elección de vestimenta por una que Al’lah Ta’ala ha elegido para él. Esta es una lección que debe implementarse en todos los aspectos de nuestra vida.
A medida que se acerca a Makkah Mukarramah, su anhelo y amor aumentan por entrar en la presencia Divina. Al primer vistazo a la Kabah, se llena de amor y sus ojos no pueden creer lo que se ve ante él.
Luego da siete vueltas alrededor de la casa de su Amado, manifestándole su profundo amor, sin preguntarse el por qué, siete vueltas. En las primeras tres rondas, camina trotando emulando a Rasulul’lah ﷺ, cuando lo hizo para impresionar a los Mushrikin (incrédulos de la Meca) que los musulmanes no eran débiles. El Hayi nunca se pregunta por qué debe hacer lo mismo cuando el elemento miedo ya no existe.
Luego hace Istilam del Hayr-ul Aswad, cuando es una mera piedra que no puede dañar ni beneficiar. ¿Por qué lo hace? Simplemente, porque Rasulul’lah ﷺ lo hizo.
A continuación, el Hayi camina entre Safa y Marwah, aumentando su velocidad entre las dos luces verdes. Todo esto se hace en emulación de Hayar (alaihas salam), cuando buscaba agua para su hijo sediento. El Hayi nunca razona que no estoy buscando agua, entonces ¿por qué debería cansarme de esta manera? solo lo hace por que es la orden de su Señor.
Cuando llega el 8 de Zul Hiyyah, el Hayi abandona los recintos benditos de la Kabah y se dirige a la aldea de tiendas de Mina, luego al desierto de Arafah y junto a las llanuras vacías de Muzdalifah. Va a estos lugares a una hora determinada y sólo durante un período de tiempo específico. Estos lugares existen durante todo el año, pero sólo son significativos en determinadas épocas. ¿Por qué? Porque es un mandato de Al’lah.
En el auspicioso día de Arafah, el Hayi no ofrece su Salah de Magrib en el tiempo prescrito, sino que lo retrasa y lo junta con su Isha en Muzdalifah. Aunque es posible que ese Hayi nunca haya fallado ningún solo Salah durante toda su vida, en este día auspicioso, deja su lógica y emociones a un lado y acata las instrucciones de su Amado.
Luego, en Mina, arroja piedras a una pared sin vida.
En todo lo anterior, el Hayi simplemente se somete al mandato de Al’lah Ta’ala y las enseñanzas de Rasulul’lah ﷺ sin aplicar su propia lógica y razonamiento. ¡Una gran lección en verdad!
4. Unión
Los peregrinos, que provienen de una variedad de países, de diversos orígenes, que se identifican con diferentes etnias y hablan diferentes idiomas, todos viajan a Tierra Santa con un propósito singular; para cumplir con la obligación de Al’lah Ta’ala sobre ellos. Ya sean ricos o pobres, blancos o negros, educados o no, hablen árabe o no, todas estas diferencias no importarán y ni siquiera se notarán una vez que los Hayis se pongan su Ihram y se dirijan en las llanuras de Mina, Arafah y Muzdalifah. En este punto, cada individuo está vestido de manera idéntica, con dos simples piezas de tela blanca, y cumple exactamente los mismos ritos del Hayy. Aquí no existe la ‘Primera Clase’, la ‘Clase Business’ y la ‘Clase Económica’. En cambio, todos están uno al lado del otro y claman/imploran a Al’lah Ta’ala para que lo perdone y satisfaga sus necesidades.
Entre las mayores lecciones representadas en este punto del viaje del Hayy está, sin duda, la lección de la unión, la lección de que todos somos hermanos musulmanes y juntos formamos una umma.
Esta lección de unión no debería limitarse a que se presencie solamente una vez al año. Más bien, la importancia de la unión debe ser comprendida en todo el mundo y convertirse en un objetivo y una meta que todos nos esforcemos por alcanzar. Crear unión entre los musulmanes, manteniéndose dentro de los límites del Din, no es sólo un esfuerzo que dará como resultado una sociedad mejor y más próspera. Más bien, es un mandato del Din que otorgará una gran recompensa.