El sagrado mes de Ramadán llegó como lluvia estacional y se fue. Esta lluvia no regó las plantas y los cultivos, sino que regó los corazones de los creyentes. Es triste, pero cierto, que los corazones de la mayoría de los musulmanes están afligidos por la sequía espiritual y la decadencia espiritual. Es una sequía causada por la indulgencia excesiva en actividades no islámicas, comportamientos inmorales, acciones y tratos injustos, etc. La sequía causada por la falta de lluvia destruye los cultivos pero la sequía causada por la falta de piedad, temor y conciencia en Al’lah, destruye la espiritualidad del corazón.

Las lluvias espirituales de Ramadán dieron vida a los Masayid (mezquitas). Ramadán había avivado la chispa moribunda de la caridad. Ramadán había despertado el espíritu moribundo de tolerancia, paciencia y simpatía por los menos privilegiados.

Ahora que el mes de Ramadán nos ha dejado, la gran pregunta es ¿qué hacer?

¿Pasamos por todos los ejercicios espirituales en Ramadán simplemente para después poder tener la libertad de disfrutar en todo tipo de diversión inmoral, desvergonzada e indecente? ¿Nos abstuvimos de comer, beber y otros placeres halal desde el amanecer hasta la puesta del sol durante todo el Ramadán, para que podamos regresar con renovado vigor a los juegos de azar, el alchol, el adulterio y la fornicación? ¿Seguirá siendo evidente el espíritu de tolerancia, misericordia, paciencia, caridad y simpatía o estas nobles cualidades quedarán archivadas hasta los albores del próximo Ramadán? ¿Los Masayid que se llenaban en las mayorías de las noches, seguirán siendo los mismos o se quedarán vacíos preguntándose adónde han ido los fieles?   

Nuestro estilo de vida después de Ramadán mostrará si aprovechamos el sagrado mes para lograr una reforma total dentro de nosotros mismos o desperdiciamos esta valiosa oportunidad. 

La situación nacional e internacional de las comunidades musulmanas deja mucho que decir. Los musulmanes lamentan la pérdida de vidas, la destrucción de propiedades, la opresión, la tiranía, la injusticia y muchos otros problemas en todo el mundo. Se preguntan por qué la ayuda prometida de Al’lah a los creyentes no está a la vista. 

Solo un vistazo a los estilos de vida de la gran mayoría de los musulmanes es suficiente para responder a la gran pregunta. Millones de musulmanes no tienen mucho en su crédito aparte de tener nombres musulmanes. 

La ayuda de Al’lah viene con acción y cualidades islámicas, no con nombres o rostros, árabes o no árabes, africanos o europeos, chinos o indios. 

Que Al’lah Ta’ala nos guíe con la luz del Corán y la sunnah

Resumen de un discurso impartido por: Mowlana Yunus Patel (rahmatul'lahi alayh), Sudáfrica.

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