Muftí Muhammad Shafi Usmani (rahimahul’lah) fue un Alim y muftí de renombre mundial que falleció en el año 1396 D.H. (1976). Al’lah Ta’ala lo había bendecido con nueve hijos, entre los cuales dos hijos (Muftí Muhammad Rafi y Muftí Muhammad Taqui [hafizahul’lah]) son uno de los ulemas más grandes de esta época. El nombre de su hija mayor era Naimah, y en la familia la conocían cariñosamente como Apa Yan.
Apa Yan estaba casada con Hakim Saiyad Sharif Husain y falleció cuando ella tenía solo treinta y cuatro años. A pesar de las limitaciones financieras y las dificultades que atravesó después del matrimonio, es difícil encontrar un ejemplo como ella en cuanto a la dignidad y el honor con el que vivió su vida.
Una vez le pidió a su respetado padre, Muftí Muhammad Shafi (rahimahul’lah), “Por favor, haga Dua para mí que Al’lah Ta’ala me bendiga con la oportunidad de ir al Hayy“. En respuesta a esto, su padre preguntó: “¿Deseas (realmente) hacer el Hayy?” Cuando ella respondió afirmativamente, él le respondió: “¡No, no tienes las intenciones!”. Asombrada por estas palabras, dijo: “Estoy diciendo la verdad. Tengo un gran deseo de hacer el Hayy”. Ante esto, su respetado padre le preguntó: “¿Has ahorrado algún dinero para esto?” Cuando ella le respondió negativamente, él comentó: “Esto significa que tu deseo es mera palabra. Si tuvieras un deseo real, habrías ahorrado algo para ello”.
Al escuchar esto, Apa Yan presentó la excusa: “Podría ahorrar (sólo) muy poco, si es que me sobra algo de dinero (después de mis gastos)”. Muftí Muhammad Shafi (rahimahul’lah) le preguntó: “¿No puedes ahorrar ni siquiera un Ana (un dieciseisavo de rupia, aproximadamente unos pocos centavos) para esto?”. Ella respondió: “Puedo ahorrar esta cantidad, pero ¿cómo podré realizar el Hayy con esa cantidad?”. Su respetado padre mencionó: “Cuando un siervo da el primer paso para llevar a cabo una buena acción de acuerdo a su capacidad, entonces, en primer lugar, Al’lah Ta’ala lo ayuda, y (luego) incluso si no puede llevar a cabo esa buena acción, definitivamente recibe la recompensa por ella Insha-Al’lah. Sin embargo, nada puede suceder simplemente deseando sin tomar ningún paso (práctico)”.
Este incidente sucedió y fue olvidado. Después de mucho tiempo, cuando ella falleció en 1956 y sus herederos revisaron sus pertenencias, encontraron una pequeña bolsita de tela en la que estaba escrito “Dinero para el Hayy“. Cuando la abrieron, encontraron aproximadamente sesenta y cinco rupias en su interior. Tan pronto como Muftí Muhammad Shafi (rahimahul’lah) se enteró, sus ojos se llenaron de lágrimas y narró la historia a los presentes. Más tarde, se usó ese dinero para organizar su Hayy-e-Badal (es decir, hacer Hayy en nombre de un difunto).
A partir de entonces, en alguna otra ocasión, una vez, cuando Muftí Muhammad Shafi (rahimahul’lah) estaba en la llanura de Arafah durante el Hayy, se quedó dormido por unos momentos y vio a Apa Yan en el sueño escalando Yabalur Rahmah (la montaña en Arafah). De esta manera, Al’lah Ta’ala había cumplido el Hayy de esta sierva Suya. [Yade pág. 169 – Al-Balagh, Rabiul Awal 1439 AH pág. 25]
Lecciones:
- Cuando una mujer se casa y se muda a la casa de su esposo, puede suceder que su esposo no esté tan bien económicamente. En tal situación, ella debe mantener su honor y el de ella lo mejor que pueda y no pedir favores a los demás.
- En el clima actual, donde el Hayy se ha vuelto tan difícil de cumplir debido a las regulaciones y los altos precios, uno no debe perder la esperanza, sino que debe tener el deseo real de cumplir con esta importante obligación y gran pilar del islam. siguiendo los procedimientos requeridos, ahorrando cualquier cantidad de dinero que uno pueda y seguir haciendo súplica sincera y regular a Al’lah Ta’ala. Si uno no tiene la oportunidad de realizar el Hayy durante su vida, definitivamente será recompensado por el esfuerzo que había realizado e Insha-Al’lah será contado entre aquellos que hayan realizado su Hayy.
Este artículo fue preparado en colaboración con USWATUL MUSLIMAH