Imam Abdul’lah Bin Mubarak (rahimahul’lah) era una personalidad extremadamente completa. Junto con varias otras virtudes y excelencias que poseía, Al’lah Ta’ala también lo bendijo con abundante riqueza y un corazón muy generoso. Tal era su generosidad que solía gastar una cantidad anual de 100,000 dírhams en los pobres. [Al-Ibar Fi Jhabari Man Ghabar vol. 1, pág. 217]
Una gran cantidad de incidentes maravillosos acerca de su generosidad se han registrado en libros de historia. Uno de esos incidentes es el siguiente:
En una ocasión, algunas personas intercedieron ante Abdul’lah Bin Mubarak (rahimahul’lah) para ayudar a una persona a pagar su deuda de setecientos dírhams. Abdul’lah Bin Mubarak (rahimahul’lah) le escribió una carta a su contador instruyéndole: “Cuando recibas esta carta y la hayas leído, dale siete mil dírhams a la persona que te la entregó”. Cuando el contador recibió la carta, se dirigió hacia quien se la entregó y le preguntó: “¿Qué se supone que debería hacer por ti?”. El hombre respondió: “Se le pidió a Abdul’lah Bin Mubarak (rahimahul’lah) que me ayudara con mi deuda de setecientos dírhams”. El contador comentó: “He notado un error en la carta. Quédate sentado aquí mientras te asisto con la cantidad que requieres. Mientras tanto, le escribió a Abdul’lah Bin Mubarak (rahimahul’lah) (para informarle de su error y preguntarle ¿qué debía hacer?)”. Por lo tanto, le escribió a Abdul’lah Bin Mubarak (rahimahul’lah): “Recibí tu carta, la leí y entendí su mensaje. Entonces le pregunté a la persona que me la entregó (¿qué necesitaba?) y me respondió que te había pedido setecientos dírhams. Sin embargo, (en lugar de setecientos dírhams), en la carta dice siete mil dírhams. Si te haz equivocado, infórmeme para que pueda actuar en consecuencia”.
Cuando Abdul’lah Bin Mubarak (rahimahul’lah) recibió esta carta, escribió la siguiente respuesta: “Cuando recibas esta carta mía, y la hayas leído y entendido, entonces dale catorce mil dírhams a esa persona”. Cuando el contador recibió esta respuesta, respondió: “Si te vas a comportar de esta manera (dándole tanta plata a la gente), muy pronto tendrás que vender tus propiedades (que son una fuente de ingresos) y dejarás de tener ingresos”. Abdul’lah Bin Mubarak (rahimahul’lah) le envió al contador la siguiente respuesta: “Si eres mi contador, entonces cumple mis instrucciones (y no me cuestiones). Si soy tu contador, entonces cambiemos de lugar para que puedas decirme qué hacer. Si (temes que) esta riqueza está llegando a su fin, entonces esta vida también está llegando a su fin. Por lo tanto, haz lo que te he dicho. [Sifatus Safwah vol. 2, pág. 328]
Lecciones:
- Cuando una persona considera que la naturaleza de esta vida es temporal y fugaz y la del Ajirah es eterna, entonces su forma de ver al mundo y a sus posesiones será totalmente diferente. El verá al Dunya simplemente como si fuera un océano para cruzar hacia su destino final: el Ajirah. Por lo tanto, se esforzará para realizar tantas acciones justas como le sean posibles, debido a que comprenderá que estas acciones son las embarcaciones que lo transportarán hacia el otro lado de forma segura.
- Cuando Al’lah Ta’ala bendice a una persona con riqueza adicional, no debe usarla solo para su beneficio personal, comodidad y lujo. Más bien, debe entender que es un Amanat (fideicomiso) de Al’lah Ta’ala que le trae deberes y responsabilidades adicionales. Por lo tanto, debes ayudar a las personas necesitadas y aliviar sus sufrimientos lo mejor que puedas, sin temer la pobreza. Rasulul’lah ﷺ dijo: “¡Gasta, oh, Bilal! y no temas de la pobreza por parte del Único del Trono (es decir, no temas que Al’lah Ta’ala te dejará de otorgar)”.
[Shuabul Iman #1283]
Este artículo fue preparado gracias a la colaboración de USWATUL MUSLIMAH.