La mezquita Al-Aqsa tiene un lugar muy especial en los corazones de toda la comunidad musulmana debido a su rica y única historia como lugar de culto tan estrechamente entrelazado con las vidas de muchos de los profetas del islam, así como por su estatus especial como mezquita a la que se recomienda viajar y en la que se multiplican las recompensas de un Salah 250,000 veces. Es una mezquita especial y bendita de gran tamaño que comprende 144.000 metros cuadrados (que cubre aproximadamente 1/6 de toda el área de la Ciudad Vieja de Jerusalén) y con capacidad para albergar a alrededor de 500.000 fieles.
Insha Al’lah, a continuación presentaremos un resumen muy breve de la historia de la mezquita Al-Aqsa, dividiendo la información en tres secciones: 1) Desde la época del Profeta Adam (alayhis salam) hasta el Profeta Muhammad (ﷺ); 2) Desde la época del Profeta Muhammad ﷺ hasta 1917; y 3) Desde 1917 hasta la actualidad.
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Desde la Época del Profeta Adam (alayhis salam) hasta la Época del Profeta Muhammad ﷺ
La mezquita Al-Aqsa fue la primera quibla del islam y ha sido un importante lugar de culto para los profetas del islam. Fue construida 40 años después de la mezquita Al-Haram en la Meca. Hay una diferencia de opinión entre los eruditos sobre quién construyó exactamente la mezquita Al-Aqsa, algunos eruditos e historiadores afirman que la mezquita Al-Aqsa fue construida por el profeta Adam (alayhis salam), y otros opinan que fue construida por el Profeta Ibrahim (alayhis salam). También ha sido reconstruida, renovada y ampliada muchas veces a lo largo de la historia del islam.
Era un lugar de culto muy conocido en la época del profeta Ibrahim (alayhis salam) y de su hijo el profeta Is’haq (alayhis salam) y su nieto el profeta Yaqub (alayhis salam). Cuando el hijo del Yaqub (alayhis salam), el profeta Yusuf (alayhis salam), alcanzó una posición de liderazgo en Egipto, le pidió a su familia que se uniera a él y escapara de la pobreza que envolvía a Palestina. Las fuentes bíblicas afirman que esto incluía a su padre, Yaqub (alayhis salam), y a los hermanos del Yusuf (alayhis salam) y sus hijos [Libro del Génesis], y que eran 33 en total (Al’lahu Alam). En ese momento, como no quedaba nadie entre la progenie de Yaqub (alayhis salam) para cuidar de la mezquita Al-Aqsa (que en ese momento tenía el nombre de “Beteyel” o “Casa de Dios”), el cuidado de este bendito lugar fue confiado a la población nativa de la tierra (que también eran seguidores de Ibrahim (alayhis salam), los palestinos.
Los hijos de Israel que emigraron voluntariamente a Egipto en busca de una vida material mejor permanecieron allí durante aproximadamente cuatro siglos y luego fueron convertidos en esclavos de los egipcios. Esta esclavitud terminó cuando el profeta Musa (alayhis salam) los liberó de Faraón con la ayuda de Al’lah. Sin embargo, los hijos de Israel rechazaron las órdenes de Al’lah de regresar a Palestina y, por lo tanto, fueron condenados a perderse y vagar por el desierto del Sinaí durante 40 años. Esto terminó cuando nació una nueva generación, liderada por el profeta Dawud (alayhis salam), quien guió a su generación de creyentes a Palestina.
El profeta Dawud (alayhis salam) estableció su reino en parte de Palestina y controló Jerusalén. Su hijo, el profeta Suleiman (alayhis salam), reconstruyó la mezquita Al-Aqsa con la ayuda de la población indígena local y junto a él construyó el palacio del gobernante. Después de la muerte de Suleiman (alayhis salam), sus dos hijos dividieron su reino entre ellos y cada uno tuvo su propia capital. Estos reinos existieron durante un período de tiempo muy corto: aproximadamente doscientos años, y el último rey de Jerusalén de esta dinastía (Yahoyakin) fue destronado en 586/587 a.C. mientras intentaba resistir a los babilonios (liderados por el rey Nabukhat Nassar, Nabucodonosor), pero fracasó debido a una devastado asedio que los babilonios (Napoleón) habían puesto sobre la ciudad.
[El rey Joaquim hizo un túnel para permitir la fuga de los soldados por dicho túnel para traer alimentaciones de fuera de Jerusalén, pero el túnel colapso y le hizo perder.
(Nota: el túnel usado por el rey Joaquim en aquel tiempo es el mismo que están buscando hoy día).]
Poco después de que los babilonios tomaran el control de Jerusalén, la mezquita Al-Aqsa fue nuevamente destruida.
Luego los persas derrocaron a los babilonios (durante el cual se renacieron los esfuerzos para reconstruir la mezquita Al-Aqsa como lugar de culto), pero en el período posterior la llave de la propiedad cambió de manos en numerosas ocasiones, y la mezquita Al-Aqsa fue reconstruida y luego destruida nuevamente dentro de un siglo por los romanos en el año 70 d.C. después de una revuelta en la ciudad.
Entre el año 315 y el 325 d.C., cuando el emperador romano Constantino se convirtió al cristianismo, los romanos y los habitantes de su tierra (incluidos los judíos) ya no tenían ningún respeto por la mezquita Al-Aqsa y ya no la trataban como un lugar de santidad y culto, y el recinto de la mezquita Al-Aqsa se utilizaba como lugar de vertedero de desechos por los ciudadanos de la ciudad. Así permaneció la mezquita Al-Aqsa durante los siguientes cientos de años hasta que el Profeta Muhammad ﷺ revivió una vez más la espiritualidad de este bendito lugar, y su gran compañero Umar Ibn Al Jattab (radiyal’lahu anhu) liberó la ciudad.
Desde la época del Profeta Muhammad ﷺ hasta el año 1917
La mezquita Al-Aqsa tuvo un lugar muy especial en la vida del Profeta Muhammad ﷺ por muchas razones. En primer lugar, como la mezquita Al-Aqsa fue el hogar de muchos de sus compañeros, Profetas (alayhimus salam) con quienes compartió un vínculo excepcional (ya que el islam enseñado por el Profeta Muhammad ﷺ es una continuación, una culminación y una perfección de la religión y el mensaje del monoteísmo predicado por todos los profetas anteriores de Al’lah, incluido los profetas Adam (alayhis salam), Nuh (alayhis salam), Ibrahim (alayhis salam) (de quien el profeta Muhammad ﷺ era descendiente a través de su hijo Ismail (alayhis salam)) , Musa (alayhis salam) Dawud (alayhis salam), Sulayman (alayhis salam) e Isa (alayhis salam), por nombrar algunos), la mezquita Al-Aqsa también, por definición, tenía un lugar central en la vida y corazón del Profeta Muhammad ﷺ. Además de esto, hasta el segundo año de la hégira (623/624 d.C.), el Profeta Muhammad ﷺ por orden de Al’lah se dirigió hacia la mezquita Al-Aqsa como dirección para las oraciones.
Sin embargo, durante su vida, la razón más memorable por la que la mezquita Al-Aqsa tiene tanta importancia es porque fue el lugar al que viajó en la noche de Isra, y fue el lugar desde el que realizó su Mirayy a los Cielos.
En los libros de hadiz, encontramos que el Profeta ﷺ fue a visitar la Kaba por la noche y se quedó dormido. El ángel Yibrail (Gabriel) lo despertó y lo llevó hasta una bestia blanca alada llamada Buraq, sobre la cual el Profeta ﷺ hizo el viaje a Jerusalén (un viaje que normalmente tomaría 40 días) en tan sólo en una parte de la noche. Al llegar a Jerusalén, el Profeta ﷺ se reunió y dirigió a todos los Profetas anteriores en oración en el sitio de la mezquita Al-Aqsa, y luego se embarcó en el Mirayy hacia los Cielos.
El viaje de Isra fue una ocasión tan trascendental que Al’lah reveló una aleya relacionada con este viaje en el Sagrado Corán:
“Glorificado sea Quien transportó a Su Siervo durante la noche, desde la mezquita sagrada a la mezquita lejana cuyos alrededores bendije, para mostrarle algunos de Mis signos. Él todo lo oye, todo lo ve”.
[sura:17, aleya:1]
Después de la muerte del Profeta Muhammad ﷺ, el segundo califa del islam (quien también fue un compañero cercano del Profeta Muhammad ﷺ), Umar Ibn Al-Jattab (radiyal’lahu anhu), entró y misericordiosamente liberó a Jerusalén (acompañado por 40.000 Sahaba) por la invitación del líder cristiano de la época, sin derramamiento de sangre y con la garantía de protección de la vida, bienes y lugares de culto de otras personas dentro de la ciudad que desearan permanecer allí. Como la personalidad y las características de Umar (radiyal’lahu anhu) se parecían mucho y coincidían con las del libertador de Jerusalén predichas en las Escrituras, la gente de la ciudad rápidamente abrazó y aceptó su gobierno.
Así como se mencionó anteriormente, cuando Umar (radiyal’lahu anhu) llegó al recinto de la mezquita Al-Aqsa en 637/638 d.C., por asombro no encontró un lugar de oración sino más bien un terreno que había quedado baldío y había sido utilizado como vertedero de basura por los romanos. Al ver esto, asumió la responsabilidad de retirar los desechos con sus propias manos y reconstruir la mezquita Al-Aqsa. Tanto los cristianos como los judíos estaban muy satisfechos con la llegada de Umar (radiyal’lahu anhu) y los musulmanes, y con su justo gobierno.
En 691/692 d.C., Abd Al Malik Bin Marwan comenzó a construir lo que hoy en día se conoce como la Cúpula de la Roca en la cima de la roca que algunos creen que fue el lugar donde el Profeta Muhammad ﷺ se embarcó en su Mirayy hacia los Cielos. Sin embargo, hay que señalar que independientemente de si la roca tiene importancia y virtud por este motivo, su significado principal deriva de que se encuentra dentro de los límites de la mezquita Al-Aqsa y, por tanto, es parte de la mezquita Al-Aqsa.
Posteriormente los musulmanes perdieron la mezquita Al-Aqsa ante los cruzados en el año 1099 d.C. y fueron víctimas de uno de los días más oscuros y sangrientos de su historia. A su llegada a Jerusalén los cruzados anunciaron que no tomarían prisioneros, lo que provocó que una gran proporción de musulmanes huyeran a la mezquita Al-Aqsa para buscar refugio. Más tarde, los cruzados entraron en la bendita mezquita y masacraron a miles de musulmanes en su interior. Luego, la mezquita Al-Aqsa fue convertido en un palacio, y pasaron 88 años antes de que los musulmanes lo recuperaran en 1187 bajo el liderazgo del gran líder Salahuddin Ayyubi. Su recuperación de Jerusalén y de la mezquita Al-Aqsa recordaba la liberación de Umar Ibn Al-Jattab (radiyal’lahu anhu) cinco siglos antes, y contrastaba marcadamente con las acciones de los cruzados apenas una generación antes. Al igual que Umar (radiyal’lahu anhu), Salahuddin Ayyubi no permitió una masacre de civiles o soldados, y después de retomae la mezquita Al-Aqsa también usó sus propias manos para limpiar la tierra bendita.
Los musulmanes volvieron a tener un control irrestricto de Jerusalén y la mezquita Al-Aqsa durante un período de tiempo significativo (aproximadamente ocho decadas) y su gobierno se caracterizó por la paz, la justicia y la prosperidad, convirtiéndose la mezquita Al-Aqsa en un gran centro de aprendizaje para los eruditos de todo el mundo para los que venían a estudiar y enseñar dentro de sus benditos recintos. Durante casi todo este período, los cristianos y los judíos recibieron seguridad y protección, y sus derechos fueron respetados como Pueblo del Libro.