La dieta Atkins… la dieta glucémica de Holford… Banting… Paleo… Weight Watchers… SureSlim… ayuno intermitente… Estas son solo algunas de las muchas dietas que han sido tendencia durante los últimos años, y cada cierto tiempo, surgen otras dietas “revolucionarias” en escena.

El “apetito” insaciable de las personas para las dietas pone de manifiesto el hecho de que en medio del estilo de vida sedentario de hoy en día, tanto hombres como mujeres están siendo cada vez más conscientes de la salud, con la expectativa de que cuidarla les permitirá gozar de una mejor calidad de vida. Después de todo, la obesidad trae consigo un sinfín de problemas graves como la diabetes, hipertensión (presión arterial alta), etc., que en la mayoría de los casos resultan fatales a largo plazo.

Sin embargo, cuando examinamos los planes de pérdida de peso, encontramos que un plan de pérdida de peso exitoso consiste generalmente de tres elementos y dos etapas. Los tres elementos son: 1) eliminar los alimentos que contribuyen al aumento de peso, 2) aumentar la ingesta de alimentos saludables, nutritivos y saciantes, y 3) hacer ejercicio regularmente. En cuanto a las dos etapas, son la etapa de pérdida de peso, seguida de la etapa de mantenimiento.

Cuando las personas incorporan estos tres elementos en sus vidas, entonces pierden gradualmente el exceso de peso no deseado, dando lugar a una transición estable hacia una versión más saludable y satisfecha de sí mismos, después de lo cual se esfuerzan para mantener su peso ideal.

Sin embargo, todos estos cambios drásticos en el estilo de vida tienen el único propósito de perder el peso físico que agobia a nuestros esqueletos. En contraste al peso físico que cargan nuestros cuerpos, está el peso espiritual que las personas acumulan y cargan a lo largo de sus vidas. Estos pesos espirituales, también conocidas como “pecados”, son mucho más devastadores ya que resultan “fatales” en este mundo y en el más allá.

Estos pesos (de pecados) son la causa de innumerables calamidades y dificultades durante la vida de uno. Y en el más allá también, ellos serán puestos en la balanza de las acciones para ser sopesados con las buenas acciones de uno, además estos pesos también le agobiaran a una persona cuando intente cruzar el Sirat (puente) sobre el Yajannam, haciéndola resbalar y tambalearse.

Por lo tanto, ‘hacer dieta’ para deshacerse de estos ‘pesos espiritual’ es mucho más crucial e imperativo, ya que no son solo nuestros revestimientos arteriales y los niveles de azúcar en la sangre los que están en riesgo: sino nuestro Yannah y el más allá son los que están en riesgos.

La ‘dieta’ para deshacerse de los ‘pesos espirituales’ es similar a una dieta para bajar de peso. El primer elemento es arrepentirse sinceramente y eliminar todos los pecados y males de la vida de uno. El segundo elemento es nutrir el corazón y el alma de uno con acciones rectas como participar en Zikr (el recuerdo de Al’lah Ta’ala), recitar el Corán, ofrecer Salah Nafl, ayunar, etc. El tercer elemento es que uno cumpla con todos los derechos pendientes, ya sean los derechos debidos a Al’lah Ta’ala (por ejemplo, Qadha Salah, ayunos, etc.) o derechos debidos a las personas (por ejemplo, deudas pendientes a las personas, o pedirle perdón a las personas por lastimarlas, etc.).

Cuando un creyente comienza esta ‘dieta’, entonces su sistema comienza a desintoxicarse de todos los pecados y maldades con las que fue envenenado y contaminado. Día tras día, mientras persevera y permanece firme en su arrepentimiento, evitando los pecados y comprometiéndose con la justicia, siente que las tinieblas se disipan y percibe que su corazón y su alma se iluminan con Nur. Finalmente, una vez que es destetado de sus malos hábitos y caminos, y se ha recuperado del daño espiritual que se había infligido a sí mismo, comienza la segunda etapa: el mantenimiento.

Hay innumerables personas que alcanzaron su peso ideal pero no lograron mantenerlo, recayendo rápidamente en su estado anterior. Lamentablemente, en cuestión de unas pocas semanas, perdieron y desperdiciaron meses de esfuerzo. Por lo tanto, permanecer libre de pecado es un ejercicio de por vida que continúa hasta nuestro último aliento.

La clave para permanecer libre de pecado es la correcta compañía y exposición. Y cualquier forma de compañía o exposición, como malos amigos (es decir, amigos que nos recordarán los pecados, reavivando así la tentación), el teléfono celular (es decir, redes sociales, sitios web, etc.) e incluso lugares donde recordaremos el pecado, o estaremos expuestos al pecado o se nos dará la oportunidad de pecar nuevamente DEBE evitarse a toda costa. Más allá de esto, debemos continuar haciendo Dua a Al’lah Ta’ala para que nos ayude en nuestro plan de mantenimiento para que podamos permanecer libres de pecados hasta que dejemos este mundo.

Que Al’lah Ta’ala nos bendiga a todos para estar libres de peso en este mundo y en el próximo, amén.

Este artículo fue preparado gracias a la colaboración de USWATUL MUSLIMAH.

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