Una vez un grupo de estudiantes quería obtener un día libre en la escuela. Por lo tanto, se juntaron para conspirar e idearon un plan. Cuando el maestro entró a la clase, y llamó al primer estudiante para que lea su lección, el estudiante comentó: “¡Sr!, se ve muy enfermo”. El maestro no lo tomó en consideración, y le dijo que se sentía perfectamente bien. Luego, cuando llamó al segundo estudiante al escritorio, él hizo el mismo comentario, e incluso agregó que se veía pálido y que podría tener fiebre. A partir de entonces, cada estudiante que vino al escritorio se compadeció “sinceramente” del maestro, insistiendo que se veía terriblemente enfermo hasta que el maestro quedó finalmente convencido de que estaba realmente enfermo, por lo que envió a los estudiantes a casa, para poder irse a descansar.
En la historia mencionada, el profesor estaba perfectamente bien y saludable. Sin embargo, cuando la misma información fue repetida una y otra vez, su percepción cambió completamente y, en consecuencia, empezó a sentirse enfermo y deprimido.
Del mismo modo, a través de los diferentes medios de comunicación, ya sean noticias o incluso mensajes de WhatsApp, el mismo mensaje (las muertes y desastres acarreados por el coronavirus) se repiten en todo momento. El resultado de la sobrecarga del COVID-19 es que sufren de estrés y ansiedad, y permanecen con el miedo perpetuo de que se podrían contagiar del coronavirus en cualquier momento.
A pesar de que el coronavirus es indudablemente una enfermedad grave, y que contraer esa enfermedad no es un asunto trivial, es de suma importancia que veamos el tema con la percepción correcta, y que no perdamos de vista la visión más amplia. Si no lo hacemos, el abrumador miedo y la ansiedad podrían tener un impacto tal que incluso podríamos sufrir más complicaciones de salud por la mala percepción que por el virus.
Para tener una mejor perspectiva, considere las siguientes estadísticas de Panamá en el 2019:
• Alrededor de 70,000 personas sufren de cáncer.
• Hubo 6,883 casos de delitos sexuales denunciados.
• Alrededor de 50,828 personas sufrieron accidentes automovilísticos.
• Hubo aproximadamente 480 homicidios.
• 9,034 casos de hurto y 5,158 casos de robos fueron reportados.
A pesar de las perturbadoras estadísticas mencionadas, y pese al hecho de que casi cada persona conoce personalmente a varias personas que han sufrido de cáncer, secuestros, robos, asesinatos, violación y accidentes automovilísticos, la vida sigue y la mayoría de las personas continúan realizando sus actividades y tareas diarias de forma habitual.
La razón es simple, esos temas muy raramente se publicaban en primera plana, y muy pocas veces se publicaba información exagerada acerca de eso (a menos que una prominente personalidad haya sido afectada).
Por consiguiente, las personas mantenían la perspectiva correcta, debido a lo que les fue suficiente adoptar los medios permisibles y tomar precauciones razonables mientras confiaban en Al’lah Ta’ala y Le encomendaban su bienestar y seguridad a Él.
Por el contrario, la información exagerada que se ha estado creando en cuanto al coronavirus es quizás algo sin precedentes en la historia reciente, y es esta repetición constante de “corona, corona, corona…” lo que está cambiando la percepción de las personas, y dándole forma a su realidad.
En esencia, estamos tan impregnados por el Zikr del “corona” que este Zikr (hablar o escuchar sobre algo continuamente) ha creado una profunda impresión en nuestros corazones y mentes. El efecto de esta impresión y la consecuente mentalidad se puede entender fácilmente si consideramos a las billones de personas que voluntariamente han hecho sacrificios y cambios en su estilo de vida (permanecer en la casa, cubrirse el rostro, etc.) tales que antes no estaban preparadas para hacer por ninguna razón.
Contemplando sobre esta total transformación que ha resultado del Zikr de “corona”,
¡imaginen lo que podría pasar si en vez de hablar todo el tiempo sobre el “corona”, empezáramos a hacer el Zikr de Al’lah Ta’ala!,
¡imaginen cuántas vidas cambiarían si se disminuyeran las redes sociales y, en cambio, se hablara de la Grandeza de Al’lah, Su amor por nosotros, Su Misericordia y su Compasión!,
si reviviéramos el Zikr de Al’lah Ta’ala en nuestras vidas, a través de la recitación del Corán, hablando de Al’lah Ta’ala, haciendo Talim en la casa, pidiendo Dua, etc.,
entonces, naturalmente nuestro Iman y Din serían restablecidos junto con la profunda sensación de comodidad y serenidad.
Que Al’lah ta’ala nos proteja de todas las enfermedades, y que nos bendiga para permanecer ocupados en Su Zikr (amin).