En una ocasión, Rasulul’lah ﷺ salió de su casa durante el calor del mediodía, que era un momento en el que normalmente no salía, y encontró a Abu Bakr y Umar (radiyal’lahu anhuma) en la mezquita.
Al preguntarles por qué salieron de sus hogares en un momento tan inusual, Abu Bakr (radiyal’laju anhu) respondió: “He venido a visitar a Rasulul’lah ﷺ, mirar su bendito rostro y saludarlo (lo que me traerá un poco de alivio, debido a la severa hambre que estoy experimentando)”. Umar (radiyal’laju anhu) también explicó que la razón de su aparición fue la hambre que padecía. Cuando Rasulul’lah ﷺ escuchó sus respuestas, él ﷺ les dijo:
“Por el Ser en Cuyo control está mi alma, la misma razón por la que ustedes salieron también me hizo salir a mí”.
Rasulul’lah ﷺ luego les instruyó que lo acompañaran. Se dirigieron a la casa de Abul Haysam Malik Bin Tayhan (radiyal’laju anhu), un Ansari Sahabi que fue el primero en jurar lealtad en manos de Rasulul’lah ﷺ en la promesa de Aqabah y también había participado en la Batalla de Badr y todas las demás batallas.
Aunque Abul Haysam (radiyal’laju anhu) poseía muchas palmeras datileras y ovejas, no tenía un sirviente y, por lo tanto, realizaba sus tareas por su propia cuenta. Cuando Rasulul’lah ﷺ llegó a su casa y preguntó por él, su esposa le dio la bienvenida a Rasulul’lah ﷺ y le informó que su esposo había ido a buscar agua dulce (para beber) del pozo de la tribu de los Banu Harisah y volvería en breve. Ella abrió la puerta del huerto, y le pidió a Rasulul’lah ﷺ que entrara y extendiera una estera debajo de un árbol para que se sentara.
Justo en ese momento llegó Abul Haysam (radiyal’laju anhu) cargando con dificultad una bolsa de agua en la espalda. Cuando vio a Rasulul’lah ﷺ y a sus dos compañeros, exclamó con alegría: “¡Toda alabanza es para Al’lah! ¡Hoy nadie tiene invitados más honorables que yo!” Luego colocó la bolsa de agua y abrazó a Rasulul’lah ﷺ.
A continuación, se dirigió a una de las palmeras datileras y partió un racimo en el que había dátiles secos, semimaduros y frescos. Se los presentó y les pidió que comieran de él. Al observar la variedad de dátiles, Rasulul’lah ﷺ le dijo: “¿Por qué no elegiste (simplemente) los dátiles frescos?”. Él le respondió: “(Lo hice porque) deseo que puedas comer (entre los diferentes tipos de dátiles)”. Después de comer de los dátiles y beber el agua fresca que había traído, Rasulul’lah ﷺ dijo:
“Por el Ser bajo cuyo control yace mi alma, estas son las dádivas sobre las que se les preguntará en el Día de Quiyamah; sombra fresca, sabrosos dátiles frescos y agua fresca!”.
Abul Haysam (radiyal’laju anhu) luego tomó un cuchillo y procedió a sacrificar un animal. Rasulul’lah ﷺ le aconsejó que no sacrificara un animal que este dando leche (ya que sacrificarlo privaría a la familia de la leche que estaban disfrutando). Por lo tanto, sacrificó una oveja joven (que no daba leche), la desolló, la cortó en pedazos y comenzó a cocinarla en una olla con agua y sal, mientras le indicó a su esposa que preparara pan de cebada. Mientras tanto, Rasulul’lah ﷺ, Abu Bakr y Umar (radiyal’laju anhu) se acostaron y tomaron una siesta.
Cuando la carne y el pan estuvieron listos, Abul Haysam (radiyal’laju anhu) rompió el pan en pequeños trozos sobre la carne y se los presentó (este plato se conoce como Sarid y estaba entre las comidas favoritas de Rasulul’lah ﷺ). Les ofreció agua que había enfriado colgando la bolsa de agua en una palmera datilera y dejando que la brisa fresca fluyera sobre ella, y también les presentó el racimo de dátiles que les había dado inicialmente. Cuando sus hambre y sus sed quedaron saciada, Rasulul’lah ﷺ se dirigió a Abu Bakr y Umar (radiyal’laju anhuma) diciendo:
“Toda alabanza es para Al’lah, quien nos hizo abandonar (nuestros hogares) debido a la hambre, pero no nos hizo regresar (a casa) hasta que comimos esto. Esto es de las dádivas sobre las que se les preguntará en el Día de Quiyamah”.
La esposa de Abul Haysam (radiyal’laju anhu), Ummul Haysam (radiyal’laju anha), luego le solicitó a Rasulul’lah ﷺ que hiciera Dua para ellos, sobre la cual mencionó:
“Que los ayunantes rompan su ayuno contigo (es decir, en tu casa), que los piadosos coman tu comida, y que los ángeles hagan Dua por ti”.
Rasulul’lah ﷺ luego se dirigió a Abul Haysam (radiyal’laju anhu) y le preguntó: “¿No tienes un sirviente que pueda ahorrarte (la molestia de) estos (trabajo)?” Cuando respondió negativamente, Rasulul’lah ﷺ le ordenó que lo visitara tan pronto como llegaran algunos cautivos para que le diera un sirviente. Rasulul’lah ﷺ hizo Salam y se marchó.
No mucho tiempo después, dos cautivos llegaron en manos de Rasulul’lah ﷺ. Abul Haysam (radiyal’laju anhu) se presentó y así Rasulul’lah ﷺ le pidió que eligiera uno de ellos. Sin embargo, Abul Haysam (radiyal’laju anhu) solicitó que Rasulul’lah ﷺ mismo eligiera de su parte. Rasulul’lah ﷺ le respondió diciendo:
“Ciertamente, el que es consultado está encargado (de dar la opinión correcta). Toma este porque lo he visto ofrecer Salah”.
Rasulul’lah ﷺ también le instruyó que lo tratara bien.
Abul Haysam (radiyal’laju anhu) regresó a casa (junto con su nuevo esclavo) y le informó a su esposa sobre el consejo que Rasulul’lah ﷺ le había dado acerca de tratar bien al esclavo. Ella cuando escuchó esto, comentó: “No podrás cumplir (perfectamente) las instrucciones que Rasulul’lah ﷺ te ha dado con respecto a él, a menos que lo liberes”. Abul Haysam (radiyal’laju anhu) estuvo de acuerdo y así liberó al esclavo para el placer de Al’lah Ta’ala.
Cuando Rasulul’lah ﷺ se enteró de esto, elogió a la esposa de Abul Haysam (radiyal’laju anhu) por el excelente consejo que le había ofrecido a su esposo.
Nota: Hay una narración con un incidente similar con respecto al Profeta ﷺ, Abu Bakr y Umar (radiyal’laju anhu) yendo a la casa de Abu Ayub Ansari (radiyal’laju anhu). Por lo tanto, este incidente probablemente tuvo lugar dos veces.
[Muwatta Malik #1673, Sahih Muslim #5313, Sunan Tirmidi #2369, Maymauz Zawaid #18201, 18202, 18204, 18207 y Awyazul Masalik]
Lecciones:
- Aunque Al’lah Ta’ala le había ofrecido la riqueza y los tesoros de este mundo a Rasulul’lah ﷺ, él eligió vivir una vida de sencillez y pobreza hasta tal punto que a veces experimentaba hambre. De manera similar, Abu Bakr y Umar (radiyal’laju anhuma) regalaron tanta riqueza en el camino de Al’lah Ta‘ala que también atravesaron dificultades.
- Tal era el amor que Abu Bakr (radiyal’laju anhu) tenía por Rasulul’lah ﷺ que salió de su hogar con la intención de aliviar los dolores del hambre al encontrarse con Rasulul’lah ﷺ y mirar su rostro bendito, ya que mirar a la persona amada definitivamente desvía la atención de la dificultad que uno puede estar experimentando. [Awyazul Masalik vol. 16, pág. 413]
- Rasulul’lah ﷺ al elegir el hogar de Abul Haysam (radiyal’laju anhu) es un gran elogio y virtud para él, ya que explica la fuerte relación que disfrutó con Rasulul’lah ﷺ y la informalidad que Rasulul’lah ﷺ tenía con él.
- Abul Haysam (radiyal’laju anhu) estaba extremadamente complacido de ver a Rasulul’lah ﷺ y sus dos compañeros en su casa. Inmediatamente les presentó una variedad de dátiles y luego hizo los arreglos para una comida adecuada y también se ocupó de todas las demás comodidades de ellos. De la misma manera, debemos estar felices de recibir invitados y hacer todo lo posible para que se sientan cómodos. Rasulul’lah ﷺ ha mencionado: “Quien crea en Al’lah y en el último día debe honrar a su huésped”. [Sahih Bujari #6018]
- Rasulul’lah ﷺ expresó su gran agradecimiento a Al’lah Ta’ala por estos favores de los que disfrutaba y también recordó a Abu Bakr y Umar (radiyal’laju anhu) dos veces que debían expresar gratitud a Al’lah Ta’ala por esto. ¡Cuánto más aprecio deberíamos mostrarle a Al’lah Ta’ala por las lujosas comidas y otras comodidades que disfrutamos constantemente! También debemos inculcar en nuestros hijos la gran cualidad de apreciar los favores y las bondades de Al’lah Ta’ala.
- Según su noble hábito, Rasulul’lah ﷺ pagó la hospitalidad de Abul Haysam (radiyal’laju anhu) haciendo una súplica por él y regalándole un esclavo. El intercambio de regalos es un medio eficaz para generar amor y unidad entre las personas.
- Los Sahabah (radiyal’laju anhum) le daban tanta importancia a las palabras e instrucciones de Rasulul’lah ﷺ que hacían un esfuerzo adicional para cumplirlas. Por lo tanto, Abul Haysam (radiyal’laju anhu) no solo trató bien al esclavo, sino que llegó al extremo de liberarlo, a pesar de que necesitaba un esclavo para llevar a cabo su trabajo.
- Las esposas de los Sahabah (radiyal’laju anhum) apoyaron completamente a sus esposos en la práctica del Din y el sacrificio por Al’lah Ta’ala. Por lo tanto, fue la esposa de Abul Haysam (radiyal’laju anhu) quien lo animó a liberar al esclavo. Esto incluso la hizo ganar los elogios de Rasulul’lah ﷺ. [Ashraful Wasail p. 550] Desafortunadamente, muchas veces es la esposa quien involucra al esposo en transacciones comerciales no permitidas y préstamos que devengan intereses, ejerciendo presión sobre él y haciéndole demandas que están más allá de su posición financiera.
Este artículo fue preparado gracias ala colaboración de USWATUL MUSLIMAH.